martes, 14 de abril de 2009

POESIA EN LA ALHAMBRA



EMILIO DE SANTIAGO ARABISTA Y ESCRITOR
«Por desgracia el contenido poético de la Alhambra pasa desapercibido»
Emilio de Santiago presenta hoy 'La voz de la Alhambra', un libro en el que hace asequible la poesía del monumento y ayuda a comprenderlo mejor
14.04.09 -
BRÍGIDA GALLEGO-COÍN
GRANADA

Emilio de Santiago es un profundo conocedor del monumento. / GONZÁLEZ MOLERO
Es el juego entre poesía y arquitectura lo que hace a la Alhambra única, inimitable. El último libro de Emilio de Santiago, 'La voz de la Alhambra', pone al alcance de todos la belleza y delicia de unos versos escritos en árabe que, normalmente, pasan desapercibidos por su rareza y dificultad pero que, una vez traducidos, ofrecen las claves a la hora de disfrutar, plenamente, de la Alhambra y sus maravillas. El libro, ilustrado por Juan Vida y prologado por Antonio Muñoz Molina, será presentado hoy en la Alhambra.
-¿Cómo es la voz de la Alhambra de mujer, de hombre, infantil?
-No es una voz que tenga un género dado, una edad o referencia de carácter similar al de una persona. En la introducción preliminar que hago al libro digo que es la voz que imagino tiene toda cosa viva. Lo importante es saber captar ese sonido, entenderlo, comprenderlo. La voz de la Alhambra es la voz de un tiempo, de un momento, de una concepción de lo literario insertada en lo arquitectónico. Una arquitectura parlante que se dirige a nosotros, que con nosotros se comunica. Muchos de los poemas utilizan el pronombre personal 'yo', y nos hablan directamente desde su entidad y se dirigen al espectador como lo hiciera un ser vivo.
-¿Es suave, poderosa, dulce, seductora?
-La poesía árabe tiene distintos metros y los que se eligen para la Alhambra son de carácter acaso más musical, entrañablemente poético. La sensación, por tanto, que produce en quien lo lee o escucha es suave, grata, lírica.
-¿Qué dice la Alhambra cuando habla?
-Tiene una gran facilidad para autodescribirse, para hablarnos de sí misma como algo inimitable, insuperable: 'Jardín soy yo que al orto se adorna de belleza. /Si contemplas con atención mi hermosura, de mi ser sabrás'. La exaltación de este tipo de belleza, incluso a límites exagerados, tiende a oponerse a la idea islámica de la perfección divina, porque aquí la perfección la alcanzan las manos del hombre que ha conseguido la total armonía entre las labores del poeta, el artesano y el arquitecto.
-¿La escuchamos lo suficiente?
-Aunque haya habido muchas traducciones y desde tiempo muy antiguo, por lo general tiende a pasarse por alto, a mi juicio, algo que es capital en la Alhambra: su contenido poético. Se escuchan las explicaciones más o menos doctas que se dan sobre el conjunto monumental pero casi todas omiten la alusión directa, la traducción de algo que constituye una inusitada hermosura: los poemas. Que son precisamente, el hilo conductor de todo este libro. No todo el mundo, claro está, posee un conocimiento de la poesía árabe como para lanzarse a hacer traducciones de los textos poéticos árabes, alhambreños, sin más ni más. Por este motivo, mi pequeña contribución tiene como principal motivación hacer más próximo, hacer comprensible los textos poéticos al visitante. He puesto en ello mi empeño. La poesía combinada armónicamente con la arquitectura es uno de los mayores hallazgos que tienen los alcázares de la Alhambra. La poesía se entremezcla en el juego arquitectónico y artesanal sabiendo adaptarse, sabiendo acoplarse y situarse como si la Alhambra tuviera una voz propia en cada estancia.
-¿Estamos ante un libro de compañía que ayuda a entender la belleza oculta en la poesía de la Alhambra?
-Sí. Una belleza poética que pasa desapercibida, normalmente, en las miles y miles de visitas que se hacen al monumento. Es, por ejemplo, muy interesante bajar a los baños y ver la inscripción tan hermosa que habla del juego del agua caliente y el agua fría de que hacían uso. Y quien hace referencia a este fragmento poético puede hacer muchas a otros tantos más, ya que se trata de una serie de elementos básicos para la comprensión y el entendimiento de la belleza del conjunto, pero que pasan desgraciadamente desapercibidos. Este libro los muestra con toda intencionalidad aunque sin la sutilezas y las pretensiones de un especialista. Por el contrario, los ofrece como algo sencillo y fácil de entender. Una vez que conocemos lo que quieren decir esas inscripciones poéticas, inmediatamente los lugares adquieren otra dimensión, otro valor, otra profundidad. Llegar a ese estado es la principal finalidad del libro y el único estímulo que me ha movido a escribirlo.
Da sentido a la Alhambra
-¿Qué fragmentos poéticos destacaría?
-Hay unos versos que a mí me gustan mucho, por su complejidad, escritos en la fachada de Comares que aproximadamente vienen a decir: 'Ocupo el lugar de una corona; es mi puerta bifurcación de caminos. Piensa Occidente que en mí está Oriente'. Estos versos dan pleno sentido a la función que esta puerta cumple como entrada al palacio, realmente complicada. El maestro García Gómez escribió que 'sabemos tan poco de la Alhambra que ni siquiera estamos seguros de cómo se entraba'. Hay otros versos bellísimos pertenecientes a la casida 'epigrafiada' por encima del zócalo que da la vuelta a la Sala de Dos Hermanas: 'Paga al cadí de la belleza par tributo/ pues, al alba, deja en la mano del céfiro justos dracmas de luz,/mientras que luego dinares de sol arroja sobre los troncos y los engalana'.
-Usted es arabista y uno de los grandes expertos internacionales en la Alhambra. ¿Cuándo habla de ella qué le guía más la mente o el corazón?
-Es una suerte de tour de forçe entre el corazón y la mente. No creo que exista nada con valor donde no participen ambas influencias pero sobre todo, para traducir poesía se hace absolutamente necesario tener ciertas dotes de poeta. En el mejor de los casos quizás algo tenga de ello, pero no soy el más indicado para juzgar esa cualidad. En todo caso he puesto enorme empeño en que la traducción del poema sea 'poemática'. La poesía de la Alhambra es una adormecida perfección literaria, una especie de arpa del salón becqueriano a la espera de una mano que sepa arrancarle sus notas, porque en el fondo toda poesía nace con voluntad de ser música.
-Este libro es el resultado de apuntes hechos durante toda su vida. ¿Cuándo le habla, por primera vez, la Alhambra?
-Ya desde muy pequeño me llevaba la niñera a la Alhambra para aprovechar el frescor, pues siempre he sido enormemente sensible al calor, y jugando me perdía por aquellos salones. Después empecé a ir de la mano de Joaquina Eguaras, mi inolvidable maestra, a acompañarla a las muchas visitas que hacía sirviendo de guía a distintos personajes, con lo cual iba acumulando conocimiento, casi imperceptiblemente. Luego, al pasar el tiempo, realicé ya estudios con otros profesores y empecé a darme cuenta del formidable valor que tenían aquellas inscripciones poéticas. Para llegar a interpretarlas he leído mucho, he estudiado mucho, he trabajado mucho durante toda mi vida. Ahora he creído oportuno pasar ese conocimiento a otros.
-Antonio Muñoz Molina prologa el libro y Juan Vida lo ilustra...
-Mi buen amigo Antonio Muñoz Molina me ha distinguido con unas palabras introductorias llenas de afecto que a mí me colman de satisfacción. Por otra parte, mi colega académico Juan Vida ha sabido captar con limpieza y armonía asombrosas una visión de la Alhambra que ilustra y llena de vida las páginas de este trabajo

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