Durmiendo a las puertas del cielo
Escrito por DANIEL OLIVARES
Jueves, 09 de Abril de 2009 08:17
A San Miguel, el arte cristiano lo representa atacando a una serpiente infernal que encarna al diablo. Según el libro del Apocalipsis fue este arcángel quien, junto a un ‘ejército’ de ángeles, combatió a Satanás. Hoy, en el Zaidín, una iglesia lleva su nombre y es la sede canónica de Nuestro Señor de la Resurrección y Santa María del Triunfo. Y desde la madrugada del miércoles, ese mismo templo acoge a los titulares de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Lanzada y María Santísima de la Caridad. Allí concluyó la estación de penitencia de la Lanzada en la ya madrugada del Miércoles Santo y allí se mantendrá el paso del Cristo hasta que el próximo sábado se realice el traslado a la Catedral para participar en la Passio Granatensis.
Pero la verdadera penitencia para muchos de sus cofrades arrancó una semana antes. Los ajustes presupuestarios, es decir, la falta de financiación, obligó a la Junta de Gobierno a tomar la decisión de recortar gastos y ahorrarse el servicio de vigilancia que contrataban para custodiar el patrimonio artístico de la cofradía en la ‘basílica portátil’, curioso sobrenombre que recibe la carpa desmontable que cada año instalan en la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y que hace las veces de templo en la salida procesional de la Lanzada. La vigilancia, este año, la han realizado ellos mismos. Establecieron turnos y durante una semana, cada noche, un grupo de ellos, en torno a tres o cuatro personas, durmieron en la carpa hasta el amanecer para velar por el patrimonio de la Lanzada.
No repetirán
«Lo peor llegaba a partir de las cinco de la mañana, por el frío que hacía», comentaron ayer a este periódico sobre la experiencia miembros de la hermandad. Entre ellos, Francisco Rabaza, hermano mayor, quien asegura que no volverán a repetir la experiencia porque ha pasado factura física a muchos de los costaleros y cofrades que han arrimado el hombro en esta tarea.
La carpa fue desarmada ayer por la mañana. El gasto para mantenerla en pie –alrededor de 2.000 euros cada año– les llevó a solicitar cobijo hasta el Sábado Santo a la Hermandad del Resucitado y Triunfo, en cuya sede canónica ‘dormita’ el paso de la Lanzada –el palio de la Virgen fue desmontado ayer–.
San Miguel Arcángel, en este caso, no protege al Moreno del Zaidín de Satanás, sino de una decisión que la mayor parte del mundo cofrade granadino nunca ha comprendido. La altura del paso de Cristo y el palio de la Caridad hacen imposible la salida por el dintel de la puerta de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores. Cuando la Hermandad fue acogida en 1993 en esta pequeña parroquia por el padre Francisco Hoya se arbitró como solución provisional la instalación de la carpa anexa. Pocos años después, en 1998, ya con Antonio Guerrero como párroco, la Junta de Gobierno de aquel momento presentó al cura un proyecto para elevar la altura de la puerta de entrada al templo, sin coste alguno para la parroquia, todo sufragado con donativos.
El sacerdote se negó a aceptar aquella obra sin ofrecer una explicación convincente para los responsables de la Hermandad, que acudieron a otras instancias eclesiásticas superiores de la congregación granadina y se encontraron con la misma respuesta negativa. La última solución pasaba por construir una casa de hermandad propia. Y en ello están. Poseen un solar en el Zaidín pero aún no disponen de la financiación económica necesaria para acometer la obra. Eso sí, no cejan en su loable empeño y siguen llamando a las puertas del cielo... bancario. San Carlos Borromeo, responde, por Caridad.
Escrito por DANIEL OLIVARES
Jueves, 09 de Abril de 2009 08:17
A San Miguel, el arte cristiano lo representa atacando a una serpiente infernal que encarna al diablo. Según el libro del Apocalipsis fue este arcángel quien, junto a un ‘ejército’ de ángeles, combatió a Satanás. Hoy, en el Zaidín, una iglesia lleva su nombre y es la sede canónica de Nuestro Señor de la Resurrección y Santa María del Triunfo. Y desde la madrugada del miércoles, ese mismo templo acoge a los titulares de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Lanzada y María Santísima de la Caridad. Allí concluyó la estación de penitencia de la Lanzada en la ya madrugada del Miércoles Santo y allí se mantendrá el paso del Cristo hasta que el próximo sábado se realice el traslado a la Catedral para participar en la Passio Granatensis.
Pero la verdadera penitencia para muchos de sus cofrades arrancó una semana antes. Los ajustes presupuestarios, es decir, la falta de financiación, obligó a la Junta de Gobierno a tomar la decisión de recortar gastos y ahorrarse el servicio de vigilancia que contrataban para custodiar el patrimonio artístico de la cofradía en la ‘basílica portátil’, curioso sobrenombre que recibe la carpa desmontable que cada año instalan en la fachada de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores y que hace las veces de templo en la salida procesional de la Lanzada. La vigilancia, este año, la han realizado ellos mismos. Establecieron turnos y durante una semana, cada noche, un grupo de ellos, en torno a tres o cuatro personas, durmieron en la carpa hasta el amanecer para velar por el patrimonio de la Lanzada.
No repetirán
«Lo peor llegaba a partir de las cinco de la mañana, por el frío que hacía», comentaron ayer a este periódico sobre la experiencia miembros de la hermandad. Entre ellos, Francisco Rabaza, hermano mayor, quien asegura que no volverán a repetir la experiencia porque ha pasado factura física a muchos de los costaleros y cofrades que han arrimado el hombro en esta tarea.
La carpa fue desarmada ayer por la mañana. El gasto para mantenerla en pie –alrededor de 2.000 euros cada año– les llevó a solicitar cobijo hasta el Sábado Santo a la Hermandad del Resucitado y Triunfo, en cuya sede canónica ‘dormita’ el paso de la Lanzada –el palio de la Virgen fue desmontado ayer–.
San Miguel Arcángel, en este caso, no protege al Moreno del Zaidín de Satanás, sino de una decisión que la mayor parte del mundo cofrade granadino nunca ha comprendido. La altura del paso de Cristo y el palio de la Caridad hacen imposible la salida por el dintel de la puerta de la Iglesia de Nuestra Señora de los Dolores. Cuando la Hermandad fue acogida en 1993 en esta pequeña parroquia por el padre Francisco Hoya se arbitró como solución provisional la instalación de la carpa anexa. Pocos años después, en 1998, ya con Antonio Guerrero como párroco, la Junta de Gobierno de aquel momento presentó al cura un proyecto para elevar la altura de la puerta de entrada al templo, sin coste alguno para la parroquia, todo sufragado con donativos.
El sacerdote se negó a aceptar aquella obra sin ofrecer una explicación convincente para los responsables de la Hermandad, que acudieron a otras instancias eclesiásticas superiores de la congregación granadina y se encontraron con la misma respuesta negativa. La última solución pasaba por construir una casa de hermandad propia. Y en ello están. Poseen un solar en el Zaidín pero aún no disponen de la financiación económica necesaria para acometer la obra. Eso sí, no cejan en su loable empeño y siguen llamando a las puertas del cielo... bancario. San Carlos Borromeo, responde, por Caridad.
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