Teherán anuncia que ya tiene en marcha 7.000 centrifugadoras para el enriquecimiento de uranio
Inaugura una nueva planta cuando
La carrera nuclear iraní avanza imparable pese a las presiones y sanciones de Occidente. Y una prueba fehaciente fue la apertura ayer de su primera planta para fabricar combustible atómico. «La República Islámica cumple así la última etapa del ciclo nuclear», anunció el presidente Mahmud Ahmadineyad en la inauguración de la nueva instalación situada en Isfahán, en el centro del país persa.
Con motivo de la celebración del Día de la Energía Atómica, el dirigente fundamentalista se dirigió a la nación en un discurso televisado en el que subrayó que Irán dispone de «nuevas centrifugadoras más sofisticadas» en la planta de Natanz. Se trata de la instalación más controvertida para las potencias occidentales ya que la tecnología usada para la fabricación del combustible que alimenta a los reactores nucleares puede usarse para enriquecer el uranio a niveles superiores que permitan la obtención de armamento atómico.
El director de la Agencia Iraní de Energía Atómica, Gholamraza Aqazadeh, aseguró que el país cuenta ya con 7.000 centrifugadoras a pleno rendimiento -frente a las 6.000 que Teherán aseguró tener el pasado febrero- y que en los próximos años el objetivo está en llegar a las 50.000. Los dirigentes islámicos defienden y reiteran que su programa nuclear tiene fines pacíficos y Ahmadineyad se ha mostrado abierto a «unas negociaciones lógicas basadas en la justicia y el completo respeto a los derechos y las regulaciones», destacó el dirigente persa.
Primer paso
El acto de inauguración oficial de la planta de Isfahán se llevó a cabo horas después de que Estados Unidos anunciara su disposición a tomar parte activa en las negociaciones del conocido como grupo del 5+1, formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -Rusia, China, Reino Unido, Francia y EE UU- más Alemania. «Las negociaciones en una atmósfera de amenazas no son lo que cualquier persona libre aceptaría. La nación iraní siempre ha estado lista para el diálogo», manifestó Ahmadineyad.
El número tres del Departamento de Estado, William Burns, participará en las próximas conversaciones nucleares «como un miembro más, no sólo como mero observador», anunció la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, para quien «no hay nada más importante que tratar de convencer a Irán de que ponga fin a sus esfuerzos para obtener un arma nuclear». Desde Teherán se recibió la noticia con tibieza y, de la misma forma que ocurrió con la oferta de diálogo lanzada por Barack Obama tras su llegada al poder, se esperan hechos y no palabras para juzgar el cambio en la Casa Blanca
Esta implicación directa de EE UU en las conversaciones parece poner fin al boicot de toda la era presidida por George W. Bush en la que resultaba tabú abordar cualquier tipo de concesión a la República Islámica. Durante los últimos años, Washington defendía que no se implicaría en ninguna negociación previa con Teherán, a no ser que abandonara su programa de enriquecimiento de uranio.
«Tendremos que revisar los detalles de la propuesta», respondió Alí Akbar Javanfekr, asesor del presidente Ahmadineyad, al tener noticia del cambio de rumbo dado por Obama. Aunque aún no hay fecha concreta para la próxima reunión del Consejo de Seguridad, se especula con que Irán acuda como invitado para intentar buscar una solución a un conflicto nuclear cuya escalada no ha cesado desde que el mandatario integrista persa llegó al poder en verano de 2005.
Para el régimen islámico, la energía nuclear es un «derecho» y hasta el momento nunca ha accedido a las peticiones de Occidente para que congele de forma temporal el programa a cambio del levantamiento de sanciones. Robert Wood, portavoz del Departamento de Estado, adelantó que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, intentará convocar este encuentro lo antes posible.
EE UU está dispuesto a negociar
Inaugura una nueva planta cuando
La carrera nuclear iraní avanza imparable pese a las presiones y sanciones de Occidente. Y una prueba fehaciente fue la apertura ayer de su primera planta para fabricar combustible atómico. «La República Islámica cumple así la última etapa del ciclo nuclear», anunció el presidente Mahmud Ahmadineyad en la inauguración de la nueva instalación situada en Isfahán, en el centro del país persa.
Con motivo de la celebración del Día de la Energía Atómica, el dirigente fundamentalista se dirigió a la nación en un discurso televisado en el que subrayó que Irán dispone de «nuevas centrifugadoras más sofisticadas» en la planta de Natanz. Se trata de la instalación más controvertida para las potencias occidentales ya que la tecnología usada para la fabricación del combustible que alimenta a los reactores nucleares puede usarse para enriquecer el uranio a niveles superiores que permitan la obtención de armamento atómico.
El director de la Agencia Iraní de Energía Atómica, Gholamraza Aqazadeh, aseguró que el país cuenta ya con 7.000 centrifugadoras a pleno rendimiento -frente a las 6.000 que Teherán aseguró tener el pasado febrero- y que en los próximos años el objetivo está en llegar a las 50.000. Los dirigentes islámicos defienden y reiteran que su programa nuclear tiene fines pacíficos y Ahmadineyad se ha mostrado abierto a «unas negociaciones lógicas basadas en la justicia y el completo respeto a los derechos y las regulaciones», destacó el dirigente persa.
Primer paso
El acto de inauguración oficial de la planta de Isfahán se llevó a cabo horas después de que Estados Unidos anunciara su disposición a tomar parte activa en las negociaciones del conocido como grupo del 5+1, formado por los miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas -Rusia, China, Reino Unido, Francia y EE UU- más Alemania. «Las negociaciones en una atmósfera de amenazas no son lo que cualquier persona libre aceptaría. La nación iraní siempre ha estado lista para el diálogo», manifestó Ahmadineyad.
El número tres del Departamento de Estado, William Burns, participará en las próximas conversaciones nucleares «como un miembro más, no sólo como mero observador», anunció la jefa de la diplomacia estadounidense, Hillary Clinton, para quien «no hay nada más importante que tratar de convencer a Irán de que ponga fin a sus esfuerzos para obtener un arma nuclear». Desde Teherán se recibió la noticia con tibieza y, de la misma forma que ocurrió con la oferta de diálogo lanzada por Barack Obama tras su llegada al poder, se esperan hechos y no palabras para juzgar el cambio en la Casa Blanca
Esta implicación directa de EE UU en las conversaciones parece poner fin al boicot de toda la era presidida por George W. Bush en la que resultaba tabú abordar cualquier tipo de concesión a la República Islámica. Durante los últimos años, Washington defendía que no se implicaría en ninguna negociación previa con Teherán, a no ser que abandonara su programa de enriquecimiento de uranio.
«Tendremos que revisar los detalles de la propuesta», respondió Alí Akbar Javanfekr, asesor del presidente Ahmadineyad, al tener noticia del cambio de rumbo dado por Obama. Aunque aún no hay fecha concreta para la próxima reunión del Consejo de Seguridad, se especula con que Irán acuda como invitado para intentar buscar una solución a un conflicto nuclear cuya escalada no ha cesado desde que el mandatario integrista persa llegó al poder en verano de 2005.
Para el régimen islámico, la energía nuclear es un «derecho» y hasta el momento nunca ha accedido a las peticiones de Occidente para que congele de forma temporal el programa a cambio del levantamiento de sanciones. Robert Wood, portavoz del Departamento de Estado, adelantó que el jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Javier Solana, intentará convocar este encuentro lo antes posible.
EE UU está dispuesto a negociar
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